martes, 11 de septiembre de 2012

Un cambio realmente necesario.

Hace semanas que no salgo, bueno sí, salgo, pero al estar tan vacía es como si me quedara en casa, sentada en cama imaginando nuestros momentos.
 Tanto cambio de humor, tantos fallos, en mi y en ti, tanto comerme el coco para que al final aparezca una sonrisa, esa sonrisa risueña y pícara que tanto pasó por delante mía. Ni aquella sonrisa ni yo nos fijamos mutuamente nunca, pero algo cambió, volvió a pasar de largo y sin darme cuenta permaneció en mi, permaneció su brillo, su monótono ritmo y su simpleza. 
Y sin dudarlo quiero que permanezca en mi, que continúe evadiéndome de mis casuales sollozos nocturnos, de mis bajones repentinos  al no obtener un buen resultado, al no obtenerte a ti, quiero que me siga evadiendo, evadiendo de ti, evadiéndome de la continua guerra de tus deseos delirantes latentes
y quiero que siga ahí la sonrisa respetada por todos mis privilegios, quiero que siga siendo ella la que permanezca por encima de ti y de mis malestares.

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