martes, 22 de noviembre de 2011

¿Por qué muchas veces no nos atrevemos a decir lo que sentimos?
¿Por qué nos centramos tanto en si a esa persona le gustamos?
¿Por qué siempre nos desesperamos en saber que piensa?
¿Por qué nos rendimos cuando nos habla de otra persona?
¿Por qué si nos dicen que luchemos por esa persona vemos imposible esa guerra?
¿Por qué le damos tantas vueltas a todas estas preguntas?


No, no es sencillo responder a todas estas preguntas y cuando consigues responderlas y estas dispuesto a dar el siguiente paso siempre hay algo que hace que vuelvas atrás.
Después, en ocasiones, con esa persona, te sientes el vencedor de una batalla y en ese mismo instante te das cuenta de que todavía no tienes ganada la guerra.
Otras veces sientes tantísimo en tan poco tiempo que llegas a preguntarte si eso es normal.


Casi siempre hay una persona especial en nuestra vida, es esa persona con la que no te salen las palabras, es esa persona a la que sólo quieres ver sonreír porque temes a no poder ayudarla en el llanto...
Como ya he dicho al principio... ¿Por qué no me atrevo a decirle que la amo? No lo sé, tampoco quiero saberlo y sólo sé que pienso en intentar algo con esa persona y me veo inútil por no saber cómo luchar...
Mucha gente pregunta si quiero a alguien y la respuesta es que no, tampoco amo.Yo les respondo que solamente siento. Y es que me he demostrado a mi misma que no sirvo para querer, al menos por ahora.


Y que si ella quiere ver la luna voy corriendo a apagar el sol y dejo sólo encendidas las estrellas lejanas e inalcanzables como ella. Porque ella es una estrella, es mi sol, la que con una simple sonrisa me cambia el día.


Ahí lo dejo...

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